Morir

"Y pensar que después de que yo me muera, aún surgirán mañanas luminosas, que bajo un cielo azul, la primavera, indiferente a mi mansión postrera, encarnará en la seda de las rosas. Y pensar que, desnuda, azul, lasciva, sobre mis huesos danzará la vida, y que habrá nuevos cielos de escarlata, bañados por la luz del sol poniente y noches llenas de esa luz de plata, que inundaban mi vieja serenata, cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente. Y pensar que no puedo en mi egoísmo llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja, que he de marchar yo solo hacia el abismo y que la luna brillará lo mismo y ya no la veré desde mi caja". Este pequeño poema,titulado "Melancolía del desaparecer", lo escribió Agustín de Foxá en 1959. Unas décadas antes, en 1910, Juan Ramón Jiménez había escrito otro poema muy similar: "...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes, el cielo será azul y pláci...