Los evangelios II: el problema sinóptico

    En el primer capítulo de esta trilogía realizamos una breve introducción a los evangelios canónicos, algo imprescindible para abordar éstos con mayor profundidad, que es lo que trataremos de hacer en este capítulo al hablar sobre el problema sinóptico. 

    Cada uno de los cuatro evangelios tiene un estilo diferente. En términos generales, Marcos se interesa más por los hechos de Jesús, mientras que Mateo prefiere largos y frecuentes discursos, y Lucas, procurando siempre una mejor forma y estilo literarios, reproduce los discursos y sentencias que aparecen en Mateo pero perfeccionados y derivados de ciertos actos específicos de Jesús. En cuanto a Juan, su estilo místico se centra sobre todo en la supuesta dimensión divina de Jesús.

    Sin embargo, san Agustín, a principios del siglo V, ya advirtió (en De consensu evangelistarum, III, 4, 13) el estrecho parecido que existe entre los tres primeros evangelios, que a su vez son muy diferentes (tanto en contenido como en estilo) del cuarto evangelio, el que supuestamente escribió el apóstol Juan. Tanto es así que en Mateo, Marcos y Lucas se relatan a menudo las historias sobre la vida de Jesús, sus enseñanzas y sentencias en una secuencia similar y con una redacción muy parecida, o a veces idéntica. En ocasiones la semejanza se extiende incluso a las mismas palabras, expresiones y pequeños detalles. Por esa razón a los tres primeros evangelios se les denomina "sinópticos" (de una expresión en griego que significa "ver juntos"), nombre que por primera vez les dio Griesbach en su Synopsis de 1797. 

    Pero los tres evangelios sinópticos no son estrictamente equivalentes. Con frecuencia también difieren en todo tipo de detalles, palabras y expresiones. Por ejemplo, la palabra "inmediatamente" es una de las favoritas del autor de Marcos, que la usa más de cuarenta veces en su evangelio, pero Lucas la usa una única vez... a pesar de que el evangelio de Marcos es mucho más corto que el de Lucas, que es el más extenso de los cuatro (dieciséis capítulos en Marcos frente a los veinticuatro de Lucas).

    El orden de los acontecimientos en los evangelios sinópticos varía asimismo sin que medie ninguna razón aparente, y palabras y frases similares presentan cambios en uno u otro de los textos, sin que podamos advertir el motivo original de la modificación. Por ejemplo, cuando Jesús envía a los doce discípulos a difundir sus enseñanzas, según Marcos (Mc 6: 8) les dice que “no lleven nada para el camino, sino solamente bordón”, pero en Mateo (Mt 10: 10) y Lucas (Lc 9: 3) se lee “no toméis nada para el camino, ni bordón…” 

    Muchas veces las diferencias afectan a relatos completos, algo que ocurre particularmente con determinadas sentencias y discursos que a veces se encuentran en uno o dos evangelios y faltan en los otros. Así, el relato del nacimiento sobrenatural de Jesús aparece en Mateo y Lucas, pero falta en Marcos. En Lucas, entre la referencia al ministerio de Jesús en Galilea y su entrada en Jerusalén, hay un extenso pasaje que ocupa nueve capítulos (de Lc 9: 51 a Lc 18: 14, casi una tercera parte del evangelio) y que contiene muchos discursos; generalmente se denomina “el relato del viaje”, y no aparece en Marcos ni en Mateo, aunque este último sí presenta sentencias del relato del viaje de Lucas distribuidas de forma inconexa. Asimismo, encontramos en Mateo el llamado “sermón de la montaña” (de Mt 5: 3 a Mt 7: 27) condensando prácticamente todas las enseñanzas de Jesús, pero en Marcos y en Lucas sólo se halla una parte de estas enseñanzas de forma esparcida por diferentes capítulos.

    Para hacernos una idea más clara de la situación, aproximadamente el 76% del contenido del evangelio de Marcos aparece en el 46% de Mateo y en el 41% de Lucas; otro 18% de Marcos aparece en Mateo (donde representa el 10% del evangelio) pero no en Lucas, mientras que un 3% de Marcos aparece sólo en Lucas (donde representa el 1%); en torno a un 24% del material de Mateo y Lucas es común a ambos pero ajeno a Marcos; y finalmente, un 20% de Mateo es material original suyo (es decir, no aparece en Marcos ni en Lucas), mientras que ese porcentaje de material exclusivo llega a ser de un 35% en el caso de Lucas; por su parte, sólo un 3% de Marcos es exclusivo de ese evangelio.


    Ante este panorama surge un importante interrogante: si suponemos que los autores de los sinópticos utilizaron fuentes diferentes, ¿cómo explicar sus notables semejanzas? Y si se basaron en una fuente común, o si los tres sinópticos provienen de uno solo… ¿cómo explicar las importantes diferencias?

    Este es el que se ha venido a denominar el “problema sinóptico”.


LA PRIORIDAD MARCANA


    A la hora de intentar resolver este misterio surgieron varias teorías, todas basadas en la idea de que Mateo, Marcos y Lucas se redactaron utilizando una multiplicidad de fuentes más antiguas (algunas de ellas comunes a los tres) que probablemente no conocía el redactor del cuarto evangelio. De entre todas esas teorías, la más aceptada actualmente es que los autores de Mateo y Lucas, de forma independiente el uno del otro, utilizaron el evangelio de Marcos como una fuente común

    El hecho de que Mateo y Lucas no se limitaran a reproducir fielmente a Marcos, sino que cada uno lo editó por su cuenta, agregando, eliminando y alterando el texto original marquiano, nos permite tratar de averiguar cuál fue la motivación específica de cada uno de esos cambios, y así sacar conclusiones sobre los intereses y motivaciones de Mateo y Lucas.

    Podríamos preguntarnos por qué el evangelio de Marcos continuó existiendo después de que su material ya fue recogido por Mateo y Lucas, es decir, ¿por qué molestarse en seguir haciendo copias de Marcos cuando de todas formas todo lo que cuenta ya lo tenemos en Mateo y Lucas? Probablemente porque la comunidad cristiana que utilizaba el evangelio de Marcos no conocía los evangelios de Mateo y Lucas.


EL DOCUMENTO Q


    ¿Cómo podemos explicar el material que aparece en Mateo y Lucas pero no en Marcos? ¿Por qué Mateo y Lucas contienen 235 versículos comunes que faltan en Marcos, casi exclusivamente en materia de discursos? La mejor explicación que tenemos al respecto es la supuesta existencia de la llamada "fuente Q" (del alemán quelle, "fuente"), un hipotético documento hoy perdido que recogería una serie de dichos de Jesús. 

    La fuente Q se debió escribir lo suficientemente pronto como haberse difundido ampliamente y que los autores de Mateo y Lucas pudieran haberlo conocido; esta circunstancia, junto con el hecho de que la teología de Q parece relativamente primitiva y que su autor no parece saber nada acerca de la destrucción de Jerusalén del año 70, ha llevado a los investigadores a pensar que debió escribirse en torno al año 55 d.C., es decir, unos 20 ó 25 años después de la muerte de Jesús.

    Q no contenía apenas narrativas y no mencionaba en absoluto la pasión y muerte de Jesús. El documento constituía dichos de Jesús casi por entero, razón por la cual se cree que Q corresponde a las llamadas Logia Iesu (o "dichos de Jesús"), una colección de sentencias de Jesús que circulaba entre los primeros cristianos. El padre de la Iglesia Papías de Hierápolis, en la primera mitad del siglo II, afirmó que “Mateo compiló las logia en lenguaje hebreo, y cada persona las traducía como podía”. En 1897 se encontraron en Egipto los papiros de Oxirrinco, uno de los cuales (Oxyrhinchus Papyrus 1) fue escrito en la primera mitad del siglo III y contiene una colección de dichos de Jesús, cada uno encabezado por la expresión "Jesús dice". Por su parte, el evangelio copto de Tomás, descubierto en Nag Hammadi (Egipto) en 1945, consiste casi exclusivamente en 114 dichos atribuidos a Jesús. Tanto el evangelio de Tomás como el Oxyrhinchus Papyrus 1 son indicios de la existencia de la fuente Q, que probablemente habría servido de fuente para ambos.

    Es probable que la colección de sentencias contenidas en Q mantuviese cierto orden en la exposición de la materia, así como un orden cronológico. En general se supone que Mateo ha conservado más fielmente el estilo verbal de Q, mientras que Lucas habría tendido a respetar el orden de los fragmentos.

    Actualmente los investigadores son capaces de deducir, a partir del contenido de los sinópticos, el material de Q. Por ejemplo, en Marcos (Mc 1: 12-13) se dice que Jesús es tentado en el desierto durante cuarenta días, pero sólo en Mateo (Mt 4: 1-11) y Lucas (Lc 4: 1-13) encontramos detalladas las tres tentaciones (aunque Lucas y Mateo invierten el orden de la segunda y tercera), lo que significa que éstas provienen de Q. Otro caso notorio es el de la frase “el que no está contra nosotros, está con nosotros", que aparece en Marcos (Mc 9: 40) pero cuyo sentido es cambiado en Mateo (Mt 12: 30) y Lucas (Lc 11: 23) para hacerla negativa: "quien no está conmigo está contra mí". Es un cambio que debía estar ya en Q, puesto que aparece tanto en Lucas como en Mateo.


M Y L


    ¿Y qué hay de aquellos pasajes que son exclusivos de Mateo y de Lucas? Es probable que ambos dispusieran de fuentes propias, desconocidas para el resto de evangelistas, que denominamos "M" para la de Mateo y "L" para la de Lucas. Desconocemos si M y L eran una fuente o varias, ni si eran escritas u orales, pero sí sabemos que muy probablemente el contenido de M son determinadas parábolas: la de la cizaña (Mt 13: 24-43), la del tesoro escondido (Mt 13: 44), la de la perla de gran valor (Mt 13: 45-46), la de la red barredera (Mt 13: 47-52), la del siervo despiadado (Mt 18: 32-35), la de los trabajadores de la viña (Mt 20: 1-16), la de los dos hijos (Mt 21: 28-32) y la de las diez vírgenes (Mt 25: 1-13).

    En cuanto a L, incluía la anunciación (Lc 1: 26-38), la visitación (Lc 1: 39-56), el relato de Lucas sobre el nacimiento virginal de Jesús (incluida la adoración de los pastores, la circuncisión y presentación de Jesús en el Templo, todo ello en Lc 2: 1-38), el hallazgo en el Templo (Lc 2: 41-51), varias parábolas de Jesús (entre ellas la del buen samaritano en Lc 10: 25-37 o la del hijo pródigo en Lc 15: 11-32) o la visita de éste a la corte de Herodes (Lc 23: 7-12).

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